Competencias

La competencia rítmica.

Para Maneveau (1993) el ritmo musical no tiene nada que ver con la rítmica del lenguaje hablado.

Para Fraisse (1976) existe una relación entre ritmo y movimiento. Según estudios que detalla este autor las piezas cuyo porcentaje rítmico era más elevado los músicos mostraban un mayor movimiento, añadiendo que cuando se realiza un trabajo en común, el ritmo es imprescindible.

Las capacidades para esta competencia deben permitir una lectura fluida y un control del cuerpo y la lateralidad para poder interpretar lecturas, reconocer las diferentes figuras rítmicas y sus posibles combinaciones e interpretaciones, saber interpretarlas en un contexto de partitura y poder reproducirlas a través de diferentes medios (partitura, percusión corporal, voz, instrumento) o improvisarlas.